AGNER MORENO ǁ La primera justicia es la conciencia, dijo Víctor Hugo, ese acontecer natural lo traemos impreso, como un código de barra, una vez agarra fuerza, iniciamos un juego donde sobran las preguntas y faltan las repuestas.
Sometidos por esa conciencia nos volvemos espíritus inconformes, y en ese afán nos damos cuenta que llevamos genes imperfectos, nos cuestionamos, en ese estado, como un perfecto insatisfecho Marvin Úbeda fecunda su primer poemario.
Espíritus inconformes es la poesía de la inconformidad y de un proceso de emprendimiento del autor a luz pública; funda la literatura en Wiwilí, un pueblo al norte de Jinotega con apenas asomos de expresión artística. En ese contexto nace este poemario, despegando con una fuerza poética que ubica al libro en una obra de carácter nacional.
Personalmente conozco el origen de cada texto, parte de donde se emana cada poema son aciertos y desacierto de la vida del poeta, su estructura se pasea en ese juego de preguntas y repuestas, entre diálogos internos, a veces toscos e irónicos y otras inocentes.
El lector se enfrenta a 47 poemas y se involucra en ese cuestionamiento ante la hostilidad del poeta con su entorno. Dividido en cuatro secciones con verdadera expresión estética, en cada una la poesía se niega a ser la misma, no es predecible.
Es un juego de formas e imágenes, una búsqueda a ciegas de repuestas que no existen y que arrastra al lector en ese oleaje metafórico de lo esencial y lo cotidiano, ese paseo nos mantiene atrapado en agobiantes reflexiones, pero no huyes porque es un deber quedarse y gozar junto a él de esas imperfecciones de la vida.
Con un sentido orgánico, lo que importa aquí es el aporte literario que hace desde la ruralidad con un verdadero sentido de calidad. ¿Sabrá pactar con la cotidianidad desde otra fase y regalarnos algo más allá de su inconformidad?