MARIO GUARDADOǁ Hay libros que pueden llevarnos a otra realidad posible, para mi casi todos, hay algunos que incluso pueden parecernos lo máximo. Me ha pasado tantas veces, (perdón por mi promiscuidad lectora), que ahora pienso que este asunto se debe más bien al estado de ánimo que se tenga al momento que llegar a ellos.
El asunto del libro que les voy a reseñar es algo parecido, desentraña con precisión, con narraciones sucintas, llenas de imágenes y alegorías nítidas como espejos la condición humana.
Elena Garro, dijo de “era la mejor narradora de México” en su momento, otras la rescatan del olvido y dicen que “no morirá del todo”. Guadalupe Dueñas o Pita Dueñas es de quien voy hablar.
Las fabulaciones sorprendentes son rasgos en la escritora, algunos de sus personajes y cuentos son inspirados en sucesos acontecidos en su entorno familiar durante la infancia. Su ficción también estuvo salpicada por la formación religiosa, se sabe que estuvo internas en colegios católicos y fue criada y acompañada en gran parte de su infancia, adolescencia y juventud por unas tías monjas.
Esta formación también le permite hacer mofa de la doble moral imperante en la época en que creció, por lo tanto sus personajes ostentan esta doble moral, como lo refleja Zapatos para toda la vida, inspirado en un fracaso financiero de su padre y que refleja el vivir de las apariencias, una realidad que está puertas adentro y otra que se expone puertas afuera. Topos Urano muestra esa situación de estrechez material fingida por una falsa solvencia.
El tema de los animales aparece como una forma de pintar las pasiones y defectos humanos; arañas, piojos y sapos son algunos de esos seres que pintan tales debilidades. Podríamos afirmar que la autora ya había formado su propio bestiario como lo hicieron Borges, Arreola y Claudel.
Su vida junto a las monjas se puede ver reflejada en algunos cuentos, como es el caso de La Tía Carlota. Vivió junto a monjas retiradas de los claustros o conventos, por razones turbias o por algún pretexto que estas argüían para irse de ahí. Aprovechó sus inusuales vivencias para detallar, el catolicismo marcado a sangre y fuego que la persiguió para siempre lo dejó plasmado en su obra, son frecuentes las alusiones al ave maría, las casullas y los templos.
Es posible que ficciones como El Correo ya perdieran su vigencia, debido al avance tecnológico, pero ha de sobrevivir a la arremetida del tiempo por su carga de humor, es hilarante pensar que alguien tenía que pesar una carta como quien pesa chorizos, cuando ahora solo basta apretar un botón y olvidarse de las estampillas.
En Mi Chimpancé o Conversación de navidad retrata la vida amorosa de unos personajes que vivían una pasión a escondidas, pudo haber sido esta la vida de la narradora, aunque se afirma que ella jamás tuvo amores físicos, más bien fueron imaginarios. También podemos atestiguar que en ninguna de sus relatos se habla del amor correspondido, como bien lo dice en La Cita, donde se interna en un monólogo interior muy intenso, que le arranca frases como: “Que nadie me hable del amor correspondido…Hablo solo del trágico amor de los viandantes”.
Dueñas levita de forma hábil sobre las narraciones autobiográficas y evita a toda costa las confesiones íntimas, pero con ojo avizor podemos notar que en cada cuento fue dejando los “montoncitos” de tierra de esa cueva que excavaba y nada más se ausentaba de ese interior, cuando iba a dejar al exterior los resultados de esa excavación, así con toques de humorismo desenfadado dejaba sus angustias, como en el El moribundo.
En fin, al que le guste viajar a la subterránea condición humana dicha en lenguaje poético venga y tómese de la mano de esta escritora, censora cinematográfica, guionista de televisión, asesora de teatro, escritora tardía.
👍
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