Aldo Aldanaǁ Es esta una de las últimas publicaciones del reconocido escritor peruano Mario Vargas Llosa, uno de los miembros que todavía nos queda de la generación del boom, y al que volví a leer luego de disfrutar, hace ya varios años, de La Fiesta del Chivo.
No podía imaginar cómo una historia que inicia con el juego sexual de dos damas de la Lima de Alberto Fujimori, Marisa y Chabela, se convertiría en una trama turbia y perversa.
En Cinco Esquinas (2016), nos muestra lo valioso que resulta el periodismo amarillista para los dueños del poder. Rolando Garro y su colaboradora Julieta intentan desde su semanario Destapes, chantajear al multimillonario empresario minero Enrique Cárdenas, esposo de Marisa y amigo íntimo de Luciano, esposo de Chavela.
Nada tiene que ver el chantaje con la aventura de estas dos esposas, pues Garro se trae entre manos información que amenaza con destruir moral y profesionalmente a Quique, así llaman cariñosamente a Cárdenas.
Este será el hilo conductor de una trama en la que el novelista aprovecha para mostrarnos la cara de una ciudad que es presa del terrorismo de Sendero Luminoso, y el ambiente de zozobra provocado por sus secuestros y extorsiones; pan de cada día de políticos de renombre y familias acomodadas, quienes, a pesar de lo que ocurre a su alrededor, pueden darse el chance de ir a Miami a “descansar” de Perú, aunque solo sea un pretexto para descansar también de los esposos y refugiarse bajo las sábanas.
Hay escenas escabrosas e indignantes, así como personajes fascinantes, es el caso de Julieta, una chica de los bajos mundos de Lima, que triunfaría solo si se arriesga a enfrentar los más temidos poderes en el Perú, sin respetar en absoluto la transparencia y la ética de su profesión, teniendo en cuenta que, en su caso, solo es una lucha de supervivencia.
Hay una extraña mezcla en la novela, ese mundillo de la frivolidad en la que viven y mueren los afortunados de este mundo, los privilegiados por el poder, Enrique y Marisa, Luciano y Chavela, víctimas de los chismes de una sociedad sedienta y morbosa de intimidad y escándalo, pero no siempre castigados por los códigos morales que los rigen. La novela muestra claramente cómo la balanza se inclina hacia el dinero, aunque este no se entregue en pago, y como la doble moral justifica todo, desde la muerte hasta un trío de sexo, así como lo leen, que es una traición al final.
No podría hablar de héroes en esta historia sino de víctimas. Del retrato de una sociedad que vive bajo el infortunio, como es el caso de Juan Peineta, personaje del que me encariñé, cuyo único motivo para vivir es la venganza en contra de Rolando Garro. Apartando esto, la obra adquiere esa connotación simbólica de la lucha de clases sin héroes porque sus protagonistas recurrirán a todo para defenderse.
En cuanto a la técnica, Vargas Llosa, sabe cómo disparar la tensión y la concupiscencia del lector, sin abandonar ese estilo de crónica tan característico de su escritura. Hace ligera cada una de sus historias, teniendo siempre un deje irónico a todo lo que tenga que ver con la izquierda y sin faltar la crítica a la corrupción. Un retrato social de este mundo que ha sobrepasado la década de los noventa y nos envenena hasta hoy.
Cinco Esquinas. Mario Vargas Llosa. 2016. $ 16.00