Una nueva voz poética: Elsa Espinoza

JOSÉ LÓPEZ VÁSQUEZǁ Cada vez que me entero de que se publicó o publicará un libro de una poeta joven nicaragüense, no dejo de sentir cierta alegría. La poesía femenina ha sido siempre minoría entre las páginas de la poética del país. A pesar de eso, no se puede negar que ha producido nombres que trascienden la frontera, como el de María Teresa Sánchez, Claribel Alegría, Daysi Zamora, Isolda Hurtado, Gioconda Belli, Ana Ilce Gómez, entre otras.

Sus temas, al igual que sucede con los poetas, son y serán siempre los mismos; los vamos heredando de generación en generación, lo que les da un toque de originalidad, de autenticidad son  sus experiencias,  lenguaje,  recursos y visión de la vida. Así, al referirme al libro: Ecos y reflejos publicado en el 2016 en la plataforma digital Calaméo de la poeta, Elsa Espinoza (Tegucigalpa 1990) noto la huella flagrante de Belli.

Hay en la poesía de Espinoza, esas temáticas tan recurrentes en la autora de Sobre la grama, aludo al erotismo, la sexualidad y el empoderamiento de la mujer, todo elaborado a través de un léxico diáfano, fresco, que exalta y muestra imágenes y metáforas sutiles de la geografía del cuerpo, sin caer en lo simplista, vulgar, en descripciones meramente prosaicas o decorativas, como cuando en su poema ANHELOS nos presenta:                         

El sol naciente                                   

de mi valle  

clitoriano

O más adelante en su poema Primaveras profanas nos dirá en versos muy sugerentes:

                                    Piel cactácea

que invita y apuñala.

Pero también, esa voz potente, que se alza rabiosa como la de Sor Juana Inés de la Cruz en el siglo de Oro de la literatura en español o Simone de Beauvoir con su filosofía, rebelde a la sumisión, al hecho de sentirse objeto, característica de la cual se ha visto sometida la mujer por siglos y que muchos de nosotros al estar inmersos entre la tradición patriarcal no hemos sido capaces de quitarnos las vendas de los ojos para verla, por eso, en su poema Soy mujer expresará:

Mi sentencia es ser mujer,                

dar sexo, placer y generar vida.             

 Ser la imagen del erotismo,               relacionada con tacones

maquillaje                 

y demás vanidades;

                                    ser símbolo del sacrificio perpetuo…

Así, más adelante agregará:

                                    Se te olvida que soy 

más que clítoris y desnudez, más que tetas, pubis y nalgas.

No obstante, su canto va más allá que el de Belli, pues su eje temático no solo gira en torno a todo lo relacionado con la mujer y su cuerpo, sino que aborda asuntos que en épocas pasadas eran invisibles para el ojo crítico. Por eso, señala y explora el maltrato animal, expresado en su texto Esperanza de un chocoyo en cautiverio:

                                    No me dejes aquí atiborrada

                                    entre cuitas, chayules embriagados y agua amanecida.

                                    Libérame de este encierro injusto.

Y un sentir de malestar ante la ironía hipócrita de la reacción del “homosapiens” frente a la violencia de la Naturaleza:

                                    Tachamos a los fenómenos como “naturales”                      

a sabiendas de la verdadera causa…

La poesía de Elsa Espinoza es una poesía que va construyendo poco a poco su camino, asentándose en su propio lenguaje, rico en imágenes y metáforas novedosas, en ideas que gozan de mucha contemporaneidad e interés.

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