Tilonirrinco, espiritrompa… Anarquía

BRENDA GÓMEZǁ Una de las grandes películas del cine español es, sin lugar a dudas, «La lengua de las mariposas». Ambientada en la España rural, muestra la estrecha amistad de un niño y su maestro de primaria cuyas vidas se detienen al finalizar la primavera de 1936.

Es difícil encontrar obras tan dignas como ésta, con un guión, un montaje y actuaciones tan destacadas; además de una banda sonora tan emotiva compuesta por el propio Alejandro Amenábar.

Uno de los méritos de esta película es que aleja cualquier rastro de propaganda que justifique el actuar político tanto del bando republicano como el fascista, y evidencia que en una guerra no hay vencidos ni vencedores, sólo víctimas, y que el poder, hasta ahora, lo único que ha fortalecido como valores y principios en cada individuo es la espontaneidad que surge a partir del miedo.

Lógicamente, el film te permite analizar distintos escenarios porque aunque todo ocurre en un pueblo gallego, podría ser la realidad de cualquier sitio de Tegucigalpa o Nueva Segovia.

A mí por ejemplo, me evoca a la infancia y con ella las palabras que repasaba para no olvidarme nunca de su significado; en el caso de Moncho, el niño protagonista, las palabras que lo marcaron son Tilonorrinco y Espiritrompa. Sobre todo porque en éstas hay situaciones que lo definirán.

No puedo dejar pasar la ocasión para compartir mi escena favorita y es, cuando Don Gregorio le regala un libro a Moncho. La impresión que tiene con las ansias del niño por el aprendizaje lo llevan al punto de quererle compartir, o bien orientarle, el camino de sus propias afinidades. El profesor de su estantería coge «La conquista del pan» del pensador anarquistas Piotr Kropotkin, pero rápidamente su reacción es la de quien quiere evitar imponer ideas.

Para mí es una gran muestra de moralidad, porque lo de «no querer cambiar de ideas» es algo propio de nuestra época y a pesar de ésto es admirable que muchas personas no recurran a los mismos procedimientos para ser convincentes. Al final el libro que decide para el niño es «La isla del tesoro» de Stevenson, algo alejado de su primera opción pero muy cercana a su propósito, porque una lectura te lleva a otra como hilo conductor, porque los libros pueden hacerte distinguir la sangre humana que encontrés en la calle de la de un perro.

#BrendaGómez    #Cine #AlejandroAmenábar   #LaLenguaDeLasMariposas #JoséLuisCuerda

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