BRENDA GÓMEZǁ ¿Qué pasaría si yo siguiese durmiendo y me olvidase de todas las fantasías? Se lo preguntó Gregorio Samsa y me lo pregunto yo, ¿Qué pasaría? Es aquí cuando la mente se vuelve tan frágil porque es una pregunta más que no tiene respuesta. Pandemias, explotación, pobreza… agrego ahora a mi lista de preocupaciones el propósito de las grandes potencias por construir una máquina que será capaz de descifrar cualquier código gracias a los avances en mecánica cuántica. Una balanza que se inclinará y entregará el poder absoluto, y esta vez, no creo que alguien nos deje la puerta abierta como suele suceder cuando en los hogares ha ocurrido una desgracia.
Y es que cada vez nos vamos alejando de querer encontrar soluciones o mostrar interés por los problemas reales, por conocer las causas del agobio, de las desesperanzas no muy definidas de los seres humanos. Algunas personas repasamos notas en los márgenes de las libretas, releemos las frases que hemos subrayado, como una búsqueda de datos, como una manera incansable de buscar antecedentes, como una forma de encontrar compañía en esa realidad, nuestra misma realidad cada día. Casas sin techo, gente sin casa, paredes vacías y flores descoloridas. Supongo que en ese universo paralelo los caminos que me conducen hasta un aliento desconocido, hasta lo ardientemente anhelado o hacia la destrucción de mi hogar podrán definirse, injustamente, por algunos como algo poético.
Kafka acertó al afirmar que ser padres no es razón para no condenar, que nos convertiríamos en patéticos espectadores de la miseria, como esos que no faltan a sentarse días enteros viendo a otros en jaulas. En su relato “Un artista del hambre”, alguien se sometía a un ayuno como parte de un espectáculo, algo incomprensible, por supuesto, para hombres bien alimentados y para quienes pasan a su lado sin verle, pero eso ocurre en nuestra realidad con niños abandonados en las fronteras, con gente ahogada en alta mar, lo que demuestra que el mundo se sigue engañando en cuanto a sus merecimientos. Continuamos reaccionando tarde, como ese otro “Artista del trapecio” hasta que ya se comienzan a dibujar las primeras arrugas en nuestra lisa frente infantil.
Se puede idealizar porque se puede elegir, pero eso no significa que la idealización sea una acción determinante para el cambio, ¿y si esa realidad paralela no es otra que cosa que la desdicha de los demás? ojalá fuese el lugar donde al fin se deje de extenuar a los que inútilmente trabajan en el extranjero, o donde se pueda nacer dos veces como propone María, la protagonista de la película “Solas”, una vez pobre y una vez rico. Suena cruel pero también justo. ¿Quién se atrevería a respondernos a la cara si no es así mientras procuramos seguir siendo hijos vivos?
Poder, cuánto afán genera el poder, reinar es designio de ambición, aunque sea en el infierno, dijo John Milton, paraíso perdido, felicidad eterna. Potestades que sólo admiten rivalidad, horrible es nuestra suerte en el presente por ser buenos y por saber someternos a nuestro aciago destino. Llámesele a la humillación y a la penumbra universos paralelos porque encima hay que ser prudentes, no conseguimos jamás la victoria, pero al menos herimos con nuestra venganza. ¡Mentira!
Queremos vencer y conquistar lo que nos pertenece, pero eso no será posible mientras haya prejuicio hacia las cosas simples, queremos la guía exacta para ser felices, pero no hemos construido un lugar para los valores cívicos y de respeto. Quieren hacer que nos comportemos y preferimos que nos corten las manos, el cuello y los pies, cuando lo más determinante es dejar de beber del río del olvido cuyas aguas hacen perder nuestra memoria.
¿Qué pasaría si yo siguiese durmiendo y me olvidase de todas las fantasías?
Me ilusiona leer el contenido de esta página. Me llena el corazón saber q aún hay gente q ve la realidad. Seguid así!
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Gracias por tu comentario.
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